Damos un paseo para descubrir la herencia patrimonial que el Modernismo dejó en casa nuestra
El Modernismo fue un movimiento cultural transformador desarrollado en Cataluña entre los siglos XIX y XX, y surgido con la misión de construir una sociedad moderna a través de la arquitectura, la literatura y las artes plásticas. El movimiento modernista encontró a Mataró un entorno cálido donde crecer, especialmente desde el punto de vista arquitectónico. Pasear por Mataró te acerca a la inspiración en la naturaleza, a las líneas curvas y al simbolismo modernistas. Este reportaje no es más que una ruta a pie que busca unir los secretos de las principales obras modernistas creadas en casa nuestra. Para inaugurar la paseada nos dirigimos hacia la calle Argentona 55, donde el 1898 el arquitecto Josep Puig i Cadafalch proyectó el primer palacete modernista de la ciudad: la casa Coll i Regàs. Los escritos de la época nos revelan que el coste de la estructura del edificio ascendió a 5.718,35 pesetas. Así lo confirma Elisenda Lleonart, guía oficial de la casa. “Nos encontramos en un jardín de alegría, piedras y colores. Este edificio es un exponente del higienismo y de la vida moderna”, afirma Lleonart solo recibirnos en la casa Coll i Regàs. El palacete disfruta de una imponente y luminosa claraboya central y de una estructura que facilita la renovación constante del aire. “En Joaquim Coll i Regàs era un propietario industrial que promovía la vida moderna, y esta idea se transmite constantemente en este edificio”, recalca Elisenda Lleonart. La casa, por ejemplo, contaba con una revolucionaria calefacción central, gracias a la conexión mediante rejas entre el piso principal y los sótanos donde había las carboneras. Otro detalle curioso es que el váter se encontraba dentro del hogar y que la cocina y el comedor de las grandes comidas se unían mediante un ventanal por donde hacer pasar los platos; al más puro estilo loft actual. La decoración de Casa Coll i Regàs cuenta con una fusión de elementos de la natura, industriales y exóticos. El mundo de Oriente y de Egipto tienen gran protagonismo, puesto que Joaquim Coll i Regàs viajaba para importar algodón hacia su fábrica textil. La industria de Coll i Regàs, igual que su palacete, suponía un referente de la vida moderna a Mataró. En la fábrica había bajas maternales y médicas, y se hacía fiesta sábado por la tarde y domingo.
Reportaje original en Revista Iluro
